Los días 19 de Septiembre en México, desde hace más de 30 años, significaban un día de conmemoración, la ciudad se paralizaba por unos minutos para llevar a cabo un simulacro en conmemoración a las víctimas que perdieron la vida aquel 1985 que veíamos lejano; a su vez estos simulacros se hacían con el objetivo de crear en la población una cultura de protección civil para saber reaccionar en caso de un sismo.
Sin embargo, los años pasaron, nacimos generaciones nuevas que sólo conocimos el terremoto por documentales de televisión, anécdotas familiares y los simulacros y ceremonias anuales, por los minutos de silencio. Cada año era más típico ver el relajo de estudiantes en los simulacros o las platicas «godín» afuera de las oficinas. Las nuevas generaciones no entendían la preocupación o la seriedad que las generaciones más grandes les daban a los simulacros.
Hasta que llegó el 19 de Septiembre de 2017, México conmemoraba el aniversario número 32 del terremoto de 1985, la CDMX había pasado por una falsa alarma sísmica el 6 de Septiembre y por un gran sismo el día siguiente, catalogado como el más fuerte de los últimos años. Ese sismo del 7 de septiembre causó daños en estados como Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz. El país ese día seguía recolectando víveres para los afectados de dichos estados. A las 11:00 am, se realizó el ya tradicional simulacro, tan normal como los de años anteriores. Hasta que 2 horas después la Ciudad de México tuvo un déjà vu que se convirtió en realidad.
El sismo me tocó en casa, no podía explicarme el por qué volvía a temblar tan fuerte si sólo habían pasado 12 días del fuerte sismo del 7 de Septiembre, que hasta ese momento, había sido el temblor más fuerte que había experimentado. Se había ido la luz, quería ver la televisión sólo para ver si algo había pasado en la Ciudad. Por suerte en todo momento tuve 4G en mi celular, y traté de contactarme con mis seres queridos. Fue hasta que me subí al auto, prendí la radio y al oír sobre el derrumbe de una escuela tuve un déjà vu, me llegaron a la mente las imágenes de 1985, los sucesos y las narraciones que vi hasta el cansancio en tantos documentales sobre el tema; por un momento no me sentí en 2017, fue como viajar en el tiempo y por fin entender en carne propia ese sentimiento que experimentaron los ciudadanos de México hace 32 años.
En Twitter no dejaban de fluir números de emergencia y empecé a ver los primeros videos de los edificios derrumbándose, cuando ya pude ver la televisión, veía las imágenes no sólo de CDMX, también de Morelos, Puebla, EdoMex y Tlaxcala. A las pocas horas, la organización en redes sociales fue enorme. La coordinación comenzó a salvar vidas, se pedían manos, víveres, herramientas y todas llegaban. Una de las tantas muestras del poder de las redes sociales fue que empezó a circular que en la televisión no estaban reportando la falta de ayuda en Xochimilco, y al poco tiempo ya estaba todo cubierto, hasta en exceso.
Claro, hubo muchos desperfectos, en ocasiones se compartía información con muchas horas de antigüedad y seguía llegando ayuda a lugares donde ya estaban totalmente cubiertos. También hubo una fuga impresionante de información falsa, inventos que sólo entorpecían las labores de rescate y causaron miedo a la población. Hace tan solo unos meses escribí sobre la información falsa que suele circular sobre todo en Whatsapp en forma de cadenas; pude imaginar que circularía alguna que otra información falsa en redes debido al sismo, tomando en cuenta lo que sucedió a principios del año con los saqueos por el «gasolinazo«, pero nunca me imaginé que la fuga sería tan grande.
En fin, pasaron las horas, México y el mundo se dieron cuenta de una cosa, los Millenials no eran lo que todos pensaron; los jóvenes que a principios de esta década fuimos catalogados como egoístas, individualistas, apáticos y que fuimos tan criticados por ser tan «adictos» a nuestros celulares, desde el 19 de Septiembre nos ganamos el respeto y admiración del resto de las generaciones que pasaron una buena parte de sus vidas criticando nuestra forma de ser, viéndonos como «los bichos raros». Pero si de algo estoy seguro, es que el Tweet de Fernando Belaunzarán tiene más que razón, no por nada le dio la vuelta a México y fue muy mencionado por los jóvenes. Es una frase que no se nos tiene que olvidar como Millenials mexicanos jamás.
«Los jóvenes han tomado la CDMX. Espero que ya no la suelten».
–Fernando Belaunzarán.
Al día de hoy queda muchísimo por hacer, afortunadamente la ayuda en CDMX fue suficiente, pero en estados como Morelos y Puebla, por mencionar algunos, la ayuda aún hace falta. El reto que tenemos que enfrentar los Millenials ahora es evitar que el tema del sismo y sus estragos sean una «moda pasajera», porque la reconstrucción tardará meses.
Ahora creo que el México que todos conocíamos nació un 19 de Septiembre de 1985 y murió un 19 de Septiembre de 2017, ahora un México nuevo ha nacido, y de nosotros, sus jóvenes, que ya nos transformamos en el presente del país, dependerá que sea el mejor México de todos.
José Andrés ha escrito en La Litera.