Ha llegado una vez más la época donde todo es felicidad y paz, donde vemos a la familia que viene de lejos y comemos lo mismo de cada año; la Navidad. Lo queramos o no, es una festividad religiosa, convertida en el mejor día del año para el consumismo; pero más allá del nacimiento del niño Dios o de los regalos de Santa Claus, este año la navidad debe significar un poco más.
El 2016 pudo ser malo para algunos y bueno para otros, lo cierto es que el año que viene se deja ver como un año incierto; «pinta feo» «y lo que se viene» y demás frases se han dicho respecto al 2017, pero la verdad es que dentro de unos pocos días iniciará el año más incierto de lo que va del milenio.
Con el paso del tiempo, para muchas personas la Navidad empieza a perder significado; dejamos de ser los niños que la esperaban con ansias para convertirnos en los Grinch que nos la pasamos pensando qué hacer mientras estamos sentados toda la noche en el sofá. Y puede que las navidades de la infancia hayan cambiado no sólo por nuestra madurez, la pérdida de familiares (sin necesidad de perecer), o la monotonía de la celebración quizá sean la razón por la que la esencia de la navidad no sea la misma; recibir a los familiares, sentarse en el comedor, cenar la misma comida, acurrucar al niño, abrazarse, abrir los regalos, platicar y esperar a que avance la madrugada para que todos se vayan y al fin podamos dormir; sin duda hacer eso año tras año le quitaría las ganas de celebrar a cualquiera.
Pero este año debe ser la excepción, sin importar que el próximo sea mejor o peor, la navidad resulta ser la oportunidad perfecta para que, por lo menos una noche, el mundo esté en paz, para que nosotros estemos en paz con quienes nos rodean, para querernos a nosotros mismos. Si te aburre la monotonía de la navidad, atrévete a romperla; haz algo distinto, por más pequeño que sea; haz algo para convertir a la navidad en algo único y diferente para ti y tu familia, por lo menos este año.
El mundo está llorando, en él hay personas que están sufriendo hambre, dolor y guerra; cuando tú estás en modo Grinch aburriéndote con el celular en la mano, hay alguien que daría lo que fuera por estar en tu lugar, conviviendo y cenando en casa, en lugar de tener que correr ante un inminente ataque militar, en lugar de pasar con frío y soledad la noche como todas las noches, en lugar de preguntarse por qué el mundo lo ha abandonado.
Tengas alguna religión o no, sigas el capitalismo y el consumismo o no, te invito a que este año hagas de tu navidad algo memorable, que trascienda, que te haga sentir bien; deja el celular a un lado, párate del sillón, ríe, juega, platica, convive, disfruta, vive, aprovecha que tienes a tus seres queridos a tu lado, un techo arriba y un plato en frente.
El mundo no necesita a un Grinch, necesita hermandad, paz, humanidad; y si entre todos lo practicamos en Navidad y en todos los días del año, haremos poco a poco del mundo un lugar mejor.
¡Feliz Navidad!
José Andrés ha escrito en La Litera.