Dejé de pedir permiso para ser yo: Katy Romort presenta «Arrancarte».

El tiempo tiene una forma curiosa de medir el crecimiento. Hace casi dos años, me senté a conversar por primera vez con Katia Romano, la actriz y bailarina que se lanzaba al universo musical bajo el nombre de Katy Romort. En aquel momento, la charla estuvo llena de sueños, expectativas y la adrenalina de un nuevo comienzo. Hoy, el telón se abre para un segundo acto.

Katy Romort: La Entrevista

Katia Romano, conocida artísticamente como Katy Romort, es una actriz, bailarina y cantante mexicana independiente, nacida en la Ciudad de México. Sus inspiraciones musicales provienen de artistas como: My Chemical Romance, Sam Smith, Måneskin, Olivia Rodrigo, Imagine Dragons, Demi Lovato y Nothing But Thieves, entre otros.…

Con el lanzamiento de «Arrancarte», su nuevo y poderoso sencillo, nos reencontramos con una artista transformada. La promesa de aquel entonces ha florecido en una realidad forjada a pulso, en el complejo camino de la independencia artística. ¿Qué ha pasado en estos dos años? ¿Qué batallas se han librado detrás de cámaras y cuáles se han ganado en el estudio de grabación? ¿Qué significa, en sus propias palabras, «arrancarse» todo aquello que ya no sirve para poder seguir adelante?

En esta entrevista, no solo hablaremos de música. Hablaremos de resiliencia, de madurez y del valiente proceso de reconstrucción personal que se esconde detrás de su nueva canción.


Renacimiento.
Porque no solo evolucioné artísticamente, sino que me reconstruí desde lo más profundo. En estos dos años enfrenté duelos personales, dejé ir versiones de mí que ya no me sostenían y convertí procesos dolorosos en arte. Hoy no me conformo con sonar bonito: Quiero que cada cosa que haga tenga alma y eso solo nació después de romperme.

La lección más transformadora ha sido entender que no todo el mundo tiene la capacidad de amarte, verte o sostenerte a la altura en la que tú estás dispuesta a dar… Viví un proceso muy profundo donde tuve que soltar una conexión que era intensa, creativa, inspiradora pero también desigual, confusa y emocionalmente desgastante. Me transformó porque, por primera vez, elegí ponerme a mí por encima de la historia.

Artísticamente, la lección más fuerte fue aprender a confiar en mi intuición, incluso cuando no tenía certezas. Cada canción que he sacado, ha marcado una etapa distinta de mi proceso interno. Salir del sello también fue una sacudida importante: Fue la primera vez que me enfrenté al vacío creativo sin red, pero también fue ahí donde encontré mi libertad. Dejé de pedir permiso para ser yo. Ya no le tengo miedo a mostrar lo roto ni lo incómodo, entendí que ahí también hay belleza.

El teatro musical y la danza fueron fundamentales para formarme, pero lo que realmente valoro de esas disciplinas, es lo que me enseñaron sobre la pasión. La pasión no solo se lleva en el cuerpo o en la voz, si no en la interpretación. He aprendido que aunque la técnica es importante, lo que realmente distingue a un artista es lo que entrega con su alma.

Lo que me hace única es la intensidad con la que encaro cada canción. Sé que tengo mucho que aprender, que puedo seguir perfeccionándome, pero eso nunca ha sido el motor principal. Mi motor es lo que siento en el momento, lo que me hace explotar de emoción. En cada nota, en cada palabra, en cada video o escenario, lo que me importa es habitar lo que estoy diciendo y vivirlo al máximo.

Necesito que me queme por dentro. No puedo escribir desde lo superficial ni forzar una historia que no me atraviesa. Lo indispensable para mí es la honestidad emocional, que haya algo real que me esté moviendo, algo que necesite salir, aunque duela. A veces nace de una sensación tan clara como un olor, una mirada o una frase que escuché. Cuando algo así me pega, lo dejo crecer hasta que se convierte en canción.

No tengo un ritual específico ni un horario fijo, mi creatividad llega cuando quiere y muchas veces aparece en los momentos más random: caminando, en el carro, mientras lavo los trastes o cuando debería estar durmiendo… Pero siempre llega acompañada de una emoción fuerte, algo que se me mete al pecho y no me deja en paz. A veces me atraviesa tan de golpe que tengo que sacar el celular y escribir en notas, o grabarme cantando algo que ni sé de dónde salió.

“Arrancarte” no fue algo que surgiera de la noche a la mañana. Me tardé mucho en prepararla, porque antes de llegar a su lanzamiento, tuve que atravesar un proceso interno muy pesado. Estuve mucho tiempo tratando de soltar a una persona que aún me tenía atrapada emocionalmente. Quería contar mi verdad, pero no estaba lista, porque todavía no podía liberarme de eso.

Fue hasta que tuve ese click, como por arte de magia, que un día ya no lo quería más. Ahí fue cuando empecé a escribir mis guiones, a crear, a planear los visuales y todo lo que vendría con la canción. Fue un proceso largo, porque incluso cuando sabía que quería hacerlo, no me atrevía a dar ese paso. Había algo dentro de mí que lo postergaba, algo que me decía que no estaba lista para abrirme completamente.

Finalmente, el momento en el que preparé y programé todo, fue porque ya pude estar tranquila. Ya pude soltar eso que me había estado reteniendo y aunque sí tenía la necesidad de sacar más música, lo más importante es que ya estaba lista emocionalmente para hacerlo. En el fondo, Arrancarte es mi forma de cerrar ese ciclo y de contar mi historia para conectar con los demás.

Para empezar, la creación de “Arrancarte” no fue nada sencilla. Tenía el corazón hecho pedazos y justo en ese momento de mi vida salió “The Loneliest” de Måneskin, una canción que me atravesó tan fuerte que se volvió una referencia directa. Yo estaba trabajando con alguien por quien sentía algo muy profundo y eso lo volvió todo mucho más complicado… Tenía una gran ilusión, había una parte de mí que seguía esperando, en silencio, que en algún momento me eligiera pero eso nunca pasó y cargar con ese deseo sin poder decirlo, mientras compartía y trabajaba tanto con esa persona, fue lo que más me rompió.

Tuve mucho miedo de mostrar esta canción, porque significaba abrir una herida muy personal y además, el proceso no fue lineal: al principio era una canción lenta, más contenida pero en el estudio empezó a transformarse conmigo: La quería más potente, más desgarrada, más estridente, porque ya no era solo tristeza: era la desesperación de sentir que has hecho todo por arrancarte a alguien y no lograr nada.

Algo inesperado fue que justo cuando ya había dejado atrás esa historia, la vida me sorprendió con una situación muy parecida. No fue planeado, ni buscado, pero en el mismo proceso de grabar el contenido para esta canción, algo se despertó y fue como si la historia se reescribiera, como si lo que estaba actuando y creando, volviera a cobrar vida en otro momento, pero con la misma intensidad que terminó en “algo que no comenzó”.

Hoy, lo que me deja “Arrancarte” es la certeza de que sí se puede soltar, sí se puede dejar de amar, sí se puede cerrar el ciclo. No es inmediato, ni limpio, ni sin recaídas, pero se puede y esa es la fuerza que hay detrás de todo lo que esta canción representa.

Lo que más deseo es que “Arrancarte” se vuelva una especie de espejo para quienes la escuchen. No una canción que te diga “ya olvida”, sino una que te acompañe en el proceso real, con todo lo que implica: el apego, la rabia, la tristeza, el amor que sigue ahí aunque ya no deba.

Quiero que quien la escuche sienta que no está sola o solo en eso que está viviendo. Que no es débil por no poder soltar de inmediato. Que no está roto por seguir pensando en alguien que ya no está. Que hay fuerza en el dolor, y también en el acto de aceptar que amar no siempre es suficiente. Más que un mensaje, me interesa que se quede una sensación: la de haber tocado fondo por alguien, pero también la certeza de que sí se puede salir, aunque sea a trozos, aunque sea con cicatrices.

“Necesito lo que no comenzó”.

Esa frase lo encierra todo porque a veces el duelo más profundo no es por lo que tuviste, sino por lo que no alcanzó a existir, por lo que deseaste en silencio, por lo que imaginaste mil veces, pero nunca llegó.

Hoy estoy en ese punto donde ya no busco que pase, ni que regrese, pero sigo abrazando la verdad de lo que sentí. Esa frase representa mi presente porque habla de lo que quise, de lo que ya solté y de lo que me construyó como artista y como persona.

Y en cuanto al momento musical, hay algo que se volvió muy significativo durante la grabación de los videos. En medio de toda la preparación, algo real comenzó a nacer también en mi vida. Pero a veces, incluso eso, lo que crees que esta vez sí va a florecer, se queda a medias y ahí, sin buscarlo, me enfrenté otra vez al mismo vacío desde otro lugar, fue una herida nueva que tocó la misma parte y ahí es donde estoy ahora: cerrando no solo una historia, sino un patrón.

Algunas de mis influencias siguen tan vigentes como el primer día, Måneskin, por ejemplo, ha sido una fuente constante desde que inicié mi camino musical. Su fuerza escénica y su intensidad emocional, me siguen inspirando hasta hoy. También My Chemical Romance forma parte de esa base que nunca se fue: hay algo en su teatralidad oscura, que me atraviesa profundamente.

En este tiempo también he conectado con nuevas voces que me han marcado fuerte. The Warning, por ejemplo, me inspira no solo por su propuesta de rock sino por el lugar tan poderoso que están ocupando como mujeres dentro del género y Majo Rivas se ha vuelto clave para mí: su forma de mostrarse sin miedo, de contar lo que duele desde la piel, me recuerda que no hay que disfrazar el dolor para convertirlo en arte.

Hoy mis influencias reflejan justo eso: una mezcla entre lo que siempre me ha definido y lo que ahora me impulsa a ir más lejos y es lo que quiero ahora, más verdad que forma.

Las experiencias personales siguen siendo mi mayor fuente de inspiración. Todo lo que me toca, me mueve o me rompe, termina transformándose de alguna forma en lo que hago. A veces es una conversación, una ausencia, algo que no se dijo… Pero cuando algo me atraviesa, sé que eventualmente va a salir en forma de arte.

También he estado explorando otras herramientas que me han ayudado a expandir mi creatividad, como la meditación, que me permite ver con más claridad lo que siento y procesarlo desde un lugar más consciente. Y la lectura, sobre todo libros sobre cambio de mentalidad, soltar patrones, abrir posibilidades, no necesariamente escribo una canción directo después de leer, pero sí me deja en un estado donde tengo más ganas de crear, de experimentar y de confiar más en mi.

Creo que ambas cosas. Me siento cada vez más segura del estilo que he venido construyendo desde el inicio: una mezcla entre pop y rock, con tintes emocionales y mucha carga personal. Pero también siento un movimiento interno que me lleva a querer explorar un sonido más fuerte, algo más cercano al rock o incluso al punk, sin dejar de lado alguna balada con esa misma esencia. No me veo cambiando radicalmente de género, ni haciendo algo que no conecte conmigo solo por seguir tendencias. Mi línea musical sigue siendo fiel a lo que soy y a lo que escucho.

Lo más fuerte que he tenido que sacrificar ha sido la estabilidad emocional y mental que mucha gente da por sentada. Estar en este camino no solo implica crear, sino sostenerte, creer en ti cuando no llegan los números, cuando las cosas no salen como esperabas o cuando sientes que nadie ve lo que estás haciendo.

También he tenido que soltar relaciones importantes, personas con las que compartí etapas creativas y emocionales muy intensas, pero que no podían crecer conmigo. Alejarme de lo que me hacía daño, aunque me doliera, ha sido parte del precio.

Y aunque muchas veces se ve solo lo bonito; El video, la canción, la foto, hay muchas noches de frustración, de sentirme insuficiente, de preguntarme si vale la pena seguir. Pero aún así, sigo porque cuando conecto con alguien a través de lo que creo, todo ese costo se vuelve parte del valor.

Le diría que la música no es un camino de atajos. Aunque tenga una base de seguidores o haya trabajado en teatro musical, eso no significa que ya tenga un colchón que la proteja. Lo más difícil de aceptar es que todo lo que le pasa no siempre depende de ella; El algoritmo, el momento exacto en que lanza algo, la forma en que un video es recibido es algo que no puede controlar.

Le diría también que no se apure. Si se apura, se va a perder. Este es un proceso largo, a veces parece que no avanza, pero lo que parece que no está moviéndose es lo que va a darle la lección más grande: Tiene que ser paciente, el camino no es lineal y todo va a tomar más tiempo de lo que imagina. No todo es inmediato pero no significa que no esté haciendo las cosas bien.

Se va a dar cuenta de quién está realmente a su lado, los que la apoyan cuando todo está en silencio y lo más importante, cuando lo que está haciendo no tiene la misma visibilidad y por último, que suelte lo que no le sirve. Va a querer aferrarse a gente o a momentos que solo la van a frenar pero no puede quedarse atrapada en algo que ya no la impulsa. La gente se va a ir y eso está bien, porque lo que la va a llevar lejos es lo que sigue construyendo para ella.

La canción de mi vida en este momento sería sobre renovación y superación… Todo lo que he vivido me ha llevado a un lugar donde he aprendido que todo lo que pasa, incluso lo más doloroso, tiene un propósito. La canción reflejaría esa sensación de cierre y liberación que viene con soltar lo que ya no te sirve y seguir adelante con el corazón más fuerte, aunque esté herido.

El mensaje sería que la transformación no es fácil, ni mucho menos un proceso rápido, pero al final, lo que te define no son los momentos difíciles, sino la forma en que te levantas después de caer. En cuanto a la emoción, buscaría dejar un sentimiento de esperanza, autenticidad y poder personal. Que quienes la escuchen sientan que todo está bien, aunque ahora no lo parezca, porque la vida sigue, las oportunidades se renuevan y siempre se puede encontrar una razón para seguir adelante.

Es un orgullo saber que estoy haciendo lo que realmente me apasiona. Ese momento de realización llegó cuando entendí que estoy siendo fiel a mí misma y que todo lo que hago con mi música refleja quién soy, sin filtros ni pretensiones. Lo que me confirma que estoy donde debo estar es ver cómo la música que estoy creando resuena con las personas, que es sobre esa conexión real. El hecho de que cada vez que lanzo algo, sé que estoy dejando una parte de mí, y cuando recibo ese feedback genuino, me da el sentido de que estoy cumpliendo con mi propósito.


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