Roma

¡Contiene Spoilers!

La última película de Alfonso Cuarón es aclamada por unos y detestada por otros, pero a nadie ha dejado indiferente; Roma es un filme que ha logrado crear tema de conversación para diferentes tópicos, que van desde la parte técnica, estética y la fotografía, pasando por la crítica social, hasta abrir el debate sobre la exposición de películas en las salas de cine convencionales en plena era digital.

Roma es la cinta más personal de Cuarón hasta la fecha, incluso él quiere hacerla tan personal que nos invita a compartir nuestra experiencia con la película, apostando sobre todo por la memoria de los espectadores.

La película que más veces he visto de Alfonso Cuarón es Harry Potter y el prisionero de Azkaban, que en mi opinión es la mejor entrega de toda la saga. A simple vista se percibe que fue este filme el que estableció un cambio estético y que dio el rumbo al resto de las películas; pero más allá de su legado dentro de la saga cinematográfica de Harry Potter, es su estilo propio el que le da aspectos sutiles pero esenciales a la película, tratando un tema que está presente también en Roma, la soledad; tema que es analizado por Scarlew Harzac en Harry Potter y Héctor Portillo en Roma.

Son muy pocas las películas sobre las que he dado mi opinión o un breve análisis. Sin embargo, Roma me obliga a dar mi punto de vista sobre el entorno en el que se desarrolla la película, el cuál se ha convertido en otro protagonista del filme. En El prisionero de Azkaban, Cuarón le dio un gran protagonismo al entorno natural y mágico que rodea a Harry, incluyendo elementos como el sauce boxeador. Roma comparte la belleza del entorno donde se desarrollan todas las historias, y en lugar de la magia hay detalles de la vida real de aquella época.

Los sucesos narrados en Roma ocurren a finales de 1970 hasta mediados de 1971, en México se vivió la etapa de transición de poderes entre Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría y sus primeros meses de gobierno. El hecho de encontrarnos en múltiples escenas la imagen de Echeverría y del Partido Revolucionario Institucional, desde anuncios impresos hasta en ropa no fue un exceso de Cuarón; por aquél entonces era bastante común ver la imagen del candidato oficial hasta en productos como cerillos y refrescos. Cabe destacar que el culto a la personalidad hacia el presidente de la República alcanzó su mayor apogeo en los gobiernos de Echeverría y López Portillo. Incluso en la película hay una escena donde se vocean «con bombo y platillo» a Echeverría y a Carlos Hank González, anunciando desde ese momento a quienes vivieron en esa época o conocen un poco del tema, que Cleo acaba de llegar al Estado de México en busca de Fermín, algo que posteriormente se da a entender de manera visual en esta escena.

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Las siglas del fondo (LEA) hacen referencia al perpetrador de la masacre del 10 de junio de 1971, explicado por el propio Cuarón.

La recreación no sólo fue política, también en cómo era la Ciudad de México en aquél entonces, desde la cultura popular reflejada en el silbato del afilador, los taxis «cocodrilo» y los carteles de México 70, imágenes comerciales de la época como los Choco Krispis de Kellogg’s y Banca Serfín, y la evolución de espacios importantes de la ciudad como la época del Teatro Metropólitan cuando era un cine. Esta ambientación es fantástica tanto para quienes vivieron esa época como niños y para quienes apenas se dieron una idea de cómo era México en una década tan extraña como lo fueron los 70´s.

En Roma hay un paralelismo de historias; la de Cleo, la protagonista y la de Sofía, su patrona. Ambas con un nivel de vida muy diferente, pero eso no las convierte en rivales, ni hace a una más buena o mala que la otra; simplemente están atravesando situaciones diferentes pero difíciles. Esto es una gran mensaje, sobre todo hoy que nuestra sociedad está dividida por ideología, creencias e incluso por géneros. Hoy en día se ve a la pobreza como algo romántico y a la riqueza como un pecado, algo que en Roma se desmiente de inmediato, llevando a la pantalla el ejemplo de que a pesar de la existencia de diferentes clases sociales, éstas no deben estar en rivalidad. A pesar de ese contraste, queda evidenciado que aún con la relación de afecto y cariño que la familia le tiene a Cleo, le siguen pidiendo que recoja las heces de «El Borras» o que «se lance por los gansitos».

Desde mi punto de vista, los sucesos más importantes de la película ocurren del día 10 de junio de 1971, cuando históricamente se da «El Halconazo», es aquí donde se muestra de forma sutil parte del origen de «Los Halcones» y la razón del por qué Fermín estaba ahí, por qué estaba siendo entrenado.

Es precisamente ese día donde vemos por última vez a Fermín y al esposo de Sofía, el antiguo patrón de Cleo; el primero se despide de la vida de la protagonista frío y apuntándole con su arma, el segundo se despide más cordial de Cleo, pero los dos terminan huyendo de ella al final. En este día también ocurre el parto y la pérdida del niño que Cleo esperaba de Fermín, iniciando la etapa más difícil que enfrenta la protagonista en toda la cinta.

No es casualidad que la escena en la playa se use para promocionar a la película, es una fotografía que per se no revela nada de la trama, pero que desde mi punto de vista es la mejor secuencia de toda la película y una verdadera obra maestra; todo transcurre sin cortes, de manera natural y el espectador al estar sensible por la escena del parto resiente el suspenso de esta escena. Al final esta secuencia tan bien lograda resulta ser el suceso que marca el fin del duelo de Cleo que empezó el 10 de junio.

Roma es una película que cuanto más la ves más cosas descubres, ya sea en sus detalles, en su narrativa o en sus simbolismos.

Si no has visto la película, te la recomiendo encarecidamente verla en Netflix o en cualquier cine independiente donde esté disponible. Si ya la viste, comparte tu experiencia.

José Andrés Cruz Domínguez 2018

José Andrés ha escrito en La Litera.

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